La conectividad de los vehículos eléctricos de NUUK y la apuesta firme hacia el acceso a una movilidad sostenible se unen a las ventajas que las empresas disponen para renovar sus flotas.
El año 2021, considerado como el año de la fiscalidad verde, trae consigo nuevas oportunidades en el vehículo eléctrico para las empresas que operen con flotas. Hablamos de un sector, el de la movilidad, que se encuentra inmersa en la adaptación, de manera progresiva, hacia la creación de una oferta competitiva de vehículos eléctricos.
En este proceso de descarbonización, la Unión Europea y las diferentes administraciones públicas han puesto el foco en el tránsito a la movilidad sostenible que, acompañada de la digitalización e innovación deberá ser conectada, apoyada en el Internet of Things (IoT), el Big Data o el 5G. De este auge de conectividad no rehúye el vehículo eléctrico para flotas, que también dispone de un amplio catálogo de soluciones de conectividad aplicadas a estos vehículos.
Dentro de los programas específicos para la movilidad conectada, destaca el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del Vehículo Eléctrico y Conectado, aprobado en el Congreso de Ministros este mismo verano, que prevé una inversión total de más de 24.000 millones de euros en el periodo 2021-2023 para «transformar el sector y democratizar el acceso a la movilidad sostenible».
En suma, además de los incentivos a la compra del vehículo eléctrico para flotas, existe la posibilidad de reducir gastos operativos en base a ventajas fiscales, puesto que según las emisiones de CO₂ y la eficiencia de los vehículos fabricados, las empresas contarán con incentivos fiscales que afectarán positivamente a los impuestos de matriculación -exentos del protocolo de ensayos WLTP de la Unión Europea-, circulación por la exención de los Ayuntamientos y, quizás, el IVA (si el sector eléctrico logra su demanda de una rebaja al 4% para sus vehículos).
Asimismo, dentro de la solución que aporta el vehículo eléctrico para flotas corporativas, se añaden una serie de ventajas estratégicas en cuanto a la eficiencia energética, reducción de emisiones y otros beneficios de índole tecnológico, de ahorro económico e industrial.
Eficiencia energética
Diversos estudios e informes técnicos dedicados a la comparación del rendimiento entre los vehículos eléctricos y aquellos propulsados por motores de combustión interna, manifiestan la mayor eficiencia de los primeros, especialmente en entornos urbanos y profesionales, cuyo rendimiento es netamente superior. En cuanto a la flota corporativa, el rendimiento del vehículo eléctrico para flotas supera el 80% mientras que en motos diésel, con tecnología de última generación, la eficiencia apenas supera el 30%.
Impacto en el medio ambiente
Otra de las grandes ventajas de los vehículos eléctricos es que no emite ningún tipo de gas contaminante durante su uso. Por ejemplo, si se introdujeran 1.000 vehículos eléctricos en una ciudad, se dejarían de emitir más de 30.000 kg anuales de gases contaminantes y más de 2 toneladas de CO2.
Por otro lado, la mayor parte del impacto medioambiental se condiciona a la fuente primaria de energía que se utiliza. En este caso, un vehículo eléctrico ahorrará durante su vida útil entre 10 y 30 toneladas de CO2 respecto a un vehículo convencional.
Otra ventaja para una flota de empresas es la ausencia de contaminación acústica de los vehículos eléctricos, con motores que no emiten apenas decibelios. Por tanto, dado que las ciudades llevan años planteándose que sus calles sean entornos más amables y están llevando a cabo todo tipo de transformación, también la relativa a la velocidad máxima de 30km/h permitida en las mismas, una plataforma de gestión de flotas se vería beneficiada en este sentido.
Ahorro económico del vehículo eléctrico para flotas
Si bien es cierto que los vehículos eléctricos tienen un precio superior a los vehículos de combustión, no cabe duda que la evolución tecnológica permitirá reducir esa brecha. No obstante, no debemos fijarnos únicamente en el precio del coste inicial, ya que hay que considerar los costes operativos y de utilización del vehículo.
Por ejemplo, el coste de la batería del vehículo eléctrico, pudiera compararse al hecho de tener que adelantar en el momento de la compra de vehículos de combustión interna una cantidad por adelantado de combustible. O, en el caso de los componentes que forman el vehículo, puesto que en el caso de los vehículos eléctricos el número es mucho menos y ello ocasiona que los costes de mantenimiento sean inferiores.
A ello no hay que olvidar la diferencia entre el precio del litro de derivados del petróleo y el coste de kW/h en el caso de los vehículos eléctricos, que llega a ser hasta 8 veces inferior.