La movilidad del futuro está en manos de los agentes que apuesten y traccionen para conseguir una movilidad más sostenible y con un impacto mínimo en nuestro ambiente como la movilidad eléctrica.
En NUUK mobility solutions, desde nuestra actividad empresarial, facilitamos la transición hacia esa movilidad eléctrica, más limpia. Todo cambio necesita una transición que se convierte en el paso necesario que hay que dar, como sociedad, para pasar de una economía del despilfarro a una en la que garantizar un planeta sostenible en el tiempo, adaptándonos a los nuevos cambios de hábitos que deberemos llevar a cabo.
Como expertos en movilidad eléctrica, nuestro reto medioambiental se basa en los beneficios de la implantación, a gran escala, de dinámicas de movilidad sustentadas en vehículos ligeros, dotados de propulsión eléctrica. Nos consideramos agentes protagonistas de este cambio, aunque somos conscientes que la difusión de la movilidad eléctrica, en el entorno urbano, es solo una parte de la transformación que debemos llevar a cabo.
Teniendo en cuenta que el transporte es uno de los sectores más contaminantes, ya que aporta más de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero al planeta, la movilidad eléctrica en las grandes ciudades debe evolucionar rápidamente. Van apareciendo nuevas tipologías de desplazamiento vinculadas a las nuevas dinámicas de consumo y trabajo, así como con la implementación de medidas tendentes a optimizar recursos, ayudan a realizar esa transición necesaria.
Sustituir los vehículos de combustión por vehículos eléctricos es una de las apuestas más sólidas para reducir las emisiones contaminantes, en los entornos urbanos. Esta implantación se ve complementada con las nuevas tipologías de movilidad eléctrica que se van generalizando y que se alejan del concepto de vehículo de propiedad, predominante hasta ahora. Estas nuevas dinámicas como el “carsharing” o el alquiler por uso o el vehículo compartido, suponen una oportunidad real para agilizar la transición.
Carsharing
El “carsharing” se refiere a la movilidad compartida mediante el alquiler de vehículos eléctricos o híbridos a través de plataformas ‘online’. Se pueden reservar bicicletas, patinetes, motos y coches, que a lo largo de un mismo día son usados por varias personas. En Barcelona y Madrid, por ejemplo, se ha extendido el uso de las motos compartidas, ya que estas ciudades están hechas para las motos; evitan problemas de aparcamiento y congestiones de tráfico, uno de los principales problemas de la movilidad urbana.
En las horas punta de las grandes ciudades se concentran miles de vehículos que nos llevan a un caos diario, donde se emiten impensables cantidades de CO2 y donde según el informe Traffic Index de Tom Tom 2020, en Madrid se pierden hasta 69 horas al año en atascos.
En España, por ejemplo, hay aproximadamente 500 turismos por cada mil habitantes, según datos de la DGT: de media, en cada coche solo vamos entre una y dos personas. Compartiendo vehículo, mejoramos la calidad del aire en las ciudades, minimizamos la pérdida de tiempo, aliviamos el tráfico de las ciudades y, sobre todo, ganamos en calidad de vida.
El servicio carsharing cuenta con una lista de practicidades que próximamente serán el comodín de una lista de restricciones. Según la Ley del Cambio Climático y Transición Energética, antes del 2023 se establecerán, por ejemplo, Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). 149 municipios españoles de más de 50.000 habitantes deberán cumplirlo, lo que representa el 53% de la población española. Dado que las flotas de vehículos de “carsharing” son eléctricos o híbridos enchufables, tendrán acceso a estás zonas de Bajas Emisiones.
Asimismo, en 2040 estará prohibida la venta de vehículos de combustión interna, propulsados por combustibles fósiles como la gasolina o diésel en España y en 2050 quedará prohibida la circulación de estos vehículos por el país. Además, los vehículos de carsharing se podrán dejar aparcados en el lugar de destino o bien en zona azul sin pagar, por lo que los vehículos eléctricos compartidos serán una demandada opción junto con el transporte público y patinetes/ bicis.
Aunque en cada país, en cada ciudad, hay un patrón distinto de movilidad compartida debido, sobre todo, a las diferentes regulaciones de cada Ayuntamiento, mientras que en Londres la protagonista es la bici y en Estocolmo, el patinete, en ciudades como Madrid o Barcelona, triunfa la moto compartida.
Los jóvenes urbanos son los principales usuarios de la movilidad compartida. Su mayor compromiso con el medio ambiente y sus limitaciones económicas, explican el auge de la economía colaborativa. Antes lo normal es querer llegar a los 18 para sacarse el carnet y tener coche, pero ahora pueden contratar un coche solo para el tiempo que necesiten. En la última década, el número de jóvenes entre 18 y 25 años que se han sacado el permiso de conducir ha bajado más de un 40%, según la DGT.
Los jóvenes aprovechan las nuevas tecnologías para prestar, comprar, vender, compartir o alquilar bienes y servicios en función de necesidades específicas. Y es que la contratación de estos servicios de movilidad compartida se hace a través de cómodas aplicaciones móviles donde las personas solo tendrán que registrar sus datos y su licencia de conducir. Aunque normalmente estos servicios cubren solo la movilidad dentro de una gran ciudad, algunas compañías ya permiten desplazarse entre ciudades para viajar, por ejemplo, los fines de semana y el pago corresponde a km o tiempo recorridos.
Visto esto, las nuevas tecnologías serán fundamentales para consolidar la movilidad compartida en las grandes ciudades, ya que desde una app multimodal nos ofrecen varios tipos de vehículos compartidos: bici, coche, moto…y gracias a la inteligencia artificial (IA) o el internet de las cosas, se puede monitorear el estado de las baterías del vehículo o localizarlo vía GPS y dejarlo estacionado para volver a ser compartido.
Electrificación y gestión de flotas
En el caso de las empresas con flotas de vehículos, mientras proceden a la electrificación de su flota pueden reducir el impacto ambiental mejorando los hábitos de conducción y reduciendo el consumo de combustible y emisiones de carbono a través de aplicaciones de geolocalización y de gestión de flotas como Localizza de NUUK.
La Ley del Cambio Climático y Transición Energética también incluye ventajas como la obligatoriedad de que las gasolineras con determinado nivel de negocio instalen puntos de recarga y que, a partir de 2023, los edificios no residenciales con más de 20 plazas de aparcamiento deberán contar con puntos de recarga también por lo que, poco a poco, se irán resolviendo los problemas que plantea la nueva movilidad. Si se facilitan al usuario instalaciones de recarga y aparcamientos propios para dichos vehículos, este podría empezar a valorar entre comprar un coche propio, que se pasa el 95% de su vida útil aparcado, o acceder a uno compartido.
Por otra parte, el transporte público debería mejorar su eficiencia, en tiempo y alcance, “y para las zonas donde no logre serlo, la movilidad compartida puede ser la alternativa. De hecho, en Colonia ya existe un proyecto piloto donde el alquiler de bicicletas ya entra en el ticket de transporte público, Lo que está claro es que la movilidad eléctrica compartida ha venido para quedarse y que va a formar parte de ese ‘mix’ de soluciones que ayudará a reducir las emisiones del sector, en el que caben todas las tecnologías. En la movilidad del futuro va a haber sitio para el ‘carsharing’, pero también para energías como la electricidad (sobre todo en turismos), los gases (GNL en camiones y vehículos pesados), el hidrógeno o los combustibles de baja huella de carbono. La clave es que cada persona pueda elegir la opción que mejor se adapte a sus necesidades a la hora de moverse.
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