Y es que la Unión Europea obliga a los vehículos eléctricos de nueva homologación, a partir del 1 de julio de 2021, a emitir ruido mediante la incorporación de un sistema de aviso acústico de vehículos (SAAV), también llamado Sistema AVAS por sus siglas en inglés.
Este sistema tendrá que activarse automáticamente desde el arranque del vehículo eléctrico hasta una velocidad de 20km/h, así como cuando se circule marcha atrás. Asimismo, cada marca fabricante podrá elegir este sonido de presencia o partida de un vehículo, por lo que se identificará entre unas y otras según su sistema SAAV.
Frente a este incipiente particularidad en la movilidad eléctrica urbana, surge el debate de si es preciso legislar en este sentido, o bien favorecer sistemas de ayudas a la conducción como el ADAS o el IoT (Internet de las cosas, por sus siglas en inglés) como el motor de tránsito a la movilidad eléctrica. Esto es, que los vehículos eléctricos sean capaces de generar un ruido respetuoso que favorezca aún más la seguridad de las personas, al tiempo que combate la contaminación acústica.
Sin ir más lejos, la DGT ha creado una nueva señal para identificar las Zonas de Bajas Emisiones en los municipios de más de 50.000 habitantes, de acuerdo a la nueva ley de Cambio Climático que establece que aquellas ciudades que superan esa cifra poblacional deberán contar con Zonas de Bajas Emisiones antes del 2023.
Esta nueva medida, que ha comenzado a aplicarse en Madrid y en el Área Metropolitana de Barcelona, ha dado sus primeros pinitos toda vez que se atisban esfuerzos a nivel comunitario para que en las ciudades europeas se disponga de zonas reservadas para peatones o se tomen otra serie de medidas de oposición a la contaminación acústica, como por ejemplo el uso del vehículo eléctrico.
Se trata, por ejemplo, de que a través de la tecnología y el Big Data – gracias a una red IoT instalada a través del 5G-, se impulse el concepto smart cities. Para ello, se habilitarían sistemas dinámicos de gestión de tráfico que procesen datos de miles de vehículos continuamente, con el objetivo de reducir la congestión de tráfico y la polución.
Por otro lado, mediante la aceleración del IoT (internet de las cosas) y otros sistemas propios de ayudas a la conducción como ADAS, y también gracias a una mayor conectividad, se logrará el transito a la movilidad eléctrica y hacia una vida sostenible en las ciudades, suponiendo un cambio de paradigma tal y como ocurre con los edificios inteligentes o sistemas de conservación hidrológica, el consumo de energía o la descarbonización de un elemento como el hidrógeno para dar lugar a un hidrógeno verde, aspectos todos ellos a tener una influencia directa en la sociedad en próximas décadas.