La última milla, el último tramo que recorre un paquete antes de ser entregado, es el que más contaminación y congestión provoca. El e-commerce ha crecido exponencialmente, tanto que compras que antes s hacían físicamente gracias la cercanía del comercio, hoy en día se hacen online. Esta tendencia comercial provocará que en la próxima década los envíos urbanos (y por tanto de última milla) aumenten hasta un 78%, según un estudio elaborado por World Economic Forum el cual ha contado con la colaboración de decenas de expertos.
Lo que parece una oportunidad económica se está convirtiendo en reto: para los paquetes no lleguen con retraso el parque de vehículos de mercancías tendría que crecer un 36%, lo que provocaría una mayor congestión de tráfico y por lo tanto retrasos de hasta 11 minutos por viajero en el transporte público y aumento de contaminación por CO2.
Tras el confinamiento el reparto a domicilio se ha convertido en un servicio esencial. Grandes capitales europeas, centros de estudios especializados y empresas claves en el sector logístico han empezado a vislumbrar la raíz del problema y a proponer soluciones: almacenes en el centro de las ciudades, flotas eléctricas como vehículos para el transporte de paquetería y creación de concejalías que se ocupen del transporte urbano de mercancías.
Antes del Covid, la distribución de mercancías era la responsable del 10% y 20% de la congestión de tráfico de las zonas urbanas. Esto afecta a los retrasos en las entregas lo que hace que el comprador se decante por una u otra empresa de paquetería. Si el estudio de World Economic Forum está en los cierto, el aumento del parque de vehículos de las empresas de paquetería creará un reto logístico para las pymes.
Puntos de recogida
«Una de las soluciones son los micro-hubs, casilleros de paquetes móviles que se situarán en el centro de las ciudades. Este sistema reduce la congestión y ofrece repartos más eficaces y sostenibles. Lo más factible es que los camiones trasladen las mercancías a almacenes logísticos en centros urbanos durante la noche, y que desde allí, a la mañana siguiente se repartan a sus destinatarios con vehículos ligeros» explica el director del Centro de Innovación para la Logística y el Transporte de Mercancías.
Otra solución por la que han optado algunas empresas, es un servicio de taquillas de recogida de paquetería que ayuden a disminuir la congestión de tráfico y que ofrezcan servicio 24 horas y los destinatarios de los paquetes se acercarán a estas taquillas a recoger su pedido. Es tal el beneficio para el vendedor y el comprador que esta alternativa podrá ser casi obligatoria para las empresas de envíos de paquetería en un futuro cercano, ya que además de aliviar la congestión reduce los costes de entrega entre un 2% y un 12%.
Otro de los servicios que ayudará a facilitar las entregas es la gestión y el análisis de datos que permitirán la creación de rutas de reparto más eficientes a tiempo real. Esto ayudará a los repartidores a gestionar el tiempo y el tráfico durante su jornada laboral. Algunos expertos creen que en un futuro cerrado habra torres de control que gestionen el tráfico de las mercancías y que ayuden a estas empresas a ser más eficientes.
Motos de reparto eléctricas
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística en el 2017 el sector de paquetería contaminó la atmósfera con 48,8 millones de toneladas. Para que el sistema de reparto sea sostenible, los expertos recalcan que la implementación de nuevos vehículos no contaminantes será obligatoria. Muchas empresas ya han comenzado a electrificar sus flotas, adquiriendo modelos más ligeros y con energías renovables para reducir la contaminación y además, llegar antes a sus clientes.
«Desde el confinamiento los paquetes se han multiplicado, lo que ha generado una mayor congestión de tráfico. Conducir una moto eléctrica es un alivio, puedes llegar a cualquier lado, incluso a la puerta del cliente. También tienes menos problemas a la hora de aparcar y acceder a determinadas zonas que con una moto de gasolina no podrías. Además, al ser menos rudos te genera menos estrés» cuenta un trabajador de Correos.
El vehículo de éste cartero es una de las 600 motos eléctricas que ha adquirido Correos España. Tiene dos objetivos: reducir las emisiones de CO2 y entregar con rapidez sus envíos. Estos vehículos tienen una autonomía de 100 kilómetros, baúl de 180 litros y dispositivo de geolocalización, lo que garantiza una entrega eficiente y sostenible. Correos ya suma 900 motos eléctricas lo que le hace ser una de las primeras empresas en estar en primera línea de las innovaciones que remarcarán el sector en el futuro.
Moto eléctrica NUUK Mobility solutions
Otras compañías están barajando la posibilidad de emplear otros dispositivos como drones o vehículos autónomos, aunque por ahora la legislación vigente no lo permita. Además, este tipo de iniciativas no serán suficientes sin que haya una gestión específica en los municipios y acorde a las necesidades de todos.
Concejalía para la última milla
Según los expertos serán los ayuntamientos los que deban liderar el desarrollo de la última milla. En Madrid por ejemplo, la competencia de la distribución de mercancías en la ciudades está diluida en diferentes áreas como Urbanismo o Movilidad, cuando lo ideal sería tener una concejalía dedicada a supervisar si el transporte de mercancías es eficiente o si las medidas para aliviar el tráfico y las emisiones son efectivas. En Londres por ejemplo tienen un departamento municipal específico desde 2012 para gestionar la distribución de sus mercancías., y se prevé que en un futuro aquí se adopten las mismas medidas.
España tiene 8.300 municipios donde en cada uno hay una ordenanza propia de movilidad, lo que supone un problema para los repartidores que deben conocer la legislación de cada localidad en la que trabajan. Lo que genera más congestión en el trabajo y más emisiones de CO2. Es por esto que lo más probable es que las grandes urbes hagan lazos entre sí para homogeneizar las ordenanzas e, incluso las empresas compartan sus datos entre sí para compartir datos como el tráfico para garantizar una mejor movilidad.